El colectivo La Gallinera es un colectivo de vecin@s del barrio de Parquesol que tiene por objetivo crear un tejido social autónomo que nos permita realizarnos cultural, social y políticamente. Para ello pone en marcha y apoya todo tipo de proyectos y actividades que sean compatibles con su estructura y principios, y por supuesto, que sean posibles con sus limitadas posibilidades materiales.
Desde el principio de nuestra actividad una de las áreas de intervención que más interés nos despertaba era la recuperación y el uso comunitario del espacio público. El paradigma de espacio público degradado con un enorme potencial de nuestro barrio es el anfiteatro Luis Zarzuela, en el parque del Mediodía. Allí fue donde hicimos la jornada de presentación del colectivo en septiembre de 2013, en la que hubo conciertos y juegos, como primera toma de contacto con el espacio.
Entendimos que el proyecto para rehabilitar el espacio tenía varias fases. Como punto de partida creímos importante llevar a cabo una jornada que llamara la atención sobre el estado del Anfiteatro y que además sirviera para darle una renovación de aspecto, una inauguración de la nueva etapa. Con ese trabajo hecho, que debía haber servido para tender puentes con asociaciones y colectivos culturales que potencialmente pudieran encontrar interés en utilizar el espacio, se empezaría a trabajar con el resto de colectivos en una programación para darle un uso continuado. Como objetivo a medio-largo plazo, estaba conseguir una “plataforma” permanente que incluyera a la vecindad del barrio y a representantes del mundo cultural de toda la ciudad que fuera la encargada de la gestión del espacio –horarios, mantenimiento, contenidos…-.
Como toma de contacto se lanzó el concurso de bocetos en marzo de 2014, con el lema “TOMA EL ANFI”. Con él se empezaba el proyecto, que tenía la intención de realizar esa jornada inaugural al principio del verano. Ésta sería el inicio de una serie de actividades que, con la posibilidad de utilizar el espacio, podrían implicar al resto de actores.
Con los primeros bocetos recibidos, y tras una primera reunión entre concursantes en la que aparece una opción consensuada de fusionar todos los bocetos en uno solo, recibimos el contacto de la Fundación Intras.
Fundación Intras es una entidad dedicada a la ayuda a personas con discapacidad debida a enfermedades mentales graves. Dentro de sus actuaciones en el ámbito social participan en programas de la Unión Europea como en este caso. El programa en el que estaba inmersa la fundación es Share My City. Share My European City es un programa que se ha desarrollado con el apoyo del programa ISEC “prevención y lucha contra el crimen” de la Comisión Europea y que consiste en promover acciones en áreas urbanas en las que se producen conflictos sociales en torno al uso del espacio público. En concreto, mediante este programa se ha realizado un estudio a partir de varias acciones llevadas a cabo en el centro de Perugia, en el suburbio Hackney 3 en Londres y varias zonas de Valladolid. En Valladolid el análisis es que el principal problema relativo al uso del espacio público es el “botellón” para lo que se ha participado en la organización de una jornada en Cantarranas, un concierto del programa Vallanoche y la jornada en el anfiteatro de Parquesol que relatamos aquí.
Con la vista puesta en llevar a cabo esta jornada inaugural coincidiendo con las fiestas de Parquesol de finales de junio, seguimos manteniendo reuniones en las que también participaron el Grupo Scout Parquesol y la Asociación de Vecinos “Ciudad Parquesol”. Ambos colectivos, con mucho más recorrido que nuestro colectivo en el barrio, habían tenido bastante relación con el anfiteatro y compartían con distinto entusiasmo el interés por reactivar la actividad del espacio. El Grupo Scout tiene las bases en el propio edificio del anfiteatro y la Asociación de Vecinos ya participó de una jornada de hip-hop en el Anfiteatro en 2004 en la que se pintó todo el conjunto con ayuda municipal.
Fallos de coordinación entre colectivos y, principalmente, un bloqueo por parte del Ayuntamiento hacia la propuesta esbozada como boceto de consenso entre todos los participantes del concurso, debido a motivos que sospechamos pero no conocemos, hicieron que la jornada no se realizara en junio, teniendo que desplazar la programación de actividades que la Asociación de Vecinos tenía prevista para el espacio en ese día.
Sin embargo, por nuestra parte se decidió no perder la oportunidad de mantener la toma de contacto con el espacio, planeando y llevando a cabo las jornadas “Junio de Brujas”. En esas jornadas había una actividad para cada fin de semana de junio, culminando en la esperada renovación de aspecto del anfiteatro. Durante esas jornadas se hizo una limpieza, una gymcana infantil y una Jam Session durante las fiestas.
A lo largo del verano el único avance que se produjo al respecto fue la decisión de proponer un único boceto, de uno de los propuestos al concurso, como propuesta final. La decisión se tomó tras varias reuniones con el resto de proponentes de bocetos. Con ese boceto propuesto llegó septiembre, y con él, los contactos con Intras y el Grupo Scout.
La vista estaba puesta en que la jornada se hiciera antes de octubre para evitar el riesgo de lluvia y frío. La principal noticia la recibimos a finales de septiembre, cuando el Ayuntamiento hace público que integra la actividad Vallagraffiti, nombre con el que se denomina a la jornada programada para el 18 de octubre, en el programa Vallanoche, de actividades juveniles de ocio “alternativo”.
En ese programa iba incluido pintar el boceto propuesto por Gaspar Francés, el que se decidió en verano como propuesta más completa y realizable a modo de alternativa al boceto de consenso. Se nos ofreció la inclusión de actividades por nuestra parte en la jornada. En tanto que entendimos que habría equipo y luz, aprovechamos para proponer la actuación a algunos grupos de música que en 15 días pudieran confirmar su participación. Nuestro alcance fue limitado por la poca previsión por nuestra parte de que esta situación se diera, lo que redujo los tiempos que teníamos para confirmar grupos. Sin embargo, los grupos que propusimos no entraron en la jornada por falta de equipo, según Intras, quienes llevaron todo el peso de la coordinación con el Ayuntamiento.
La parte logística de blanquear y pintar fue llevada parte por el colectivo la Gallinera y por el Grupo Scout, quienes mediante una iniciativa llamada Acción Scout, durante el día 13 de octubre blanquearon gran parte del anfiteatro a falta de andamios.
Y llega el día 18 de octubre. A lo largo de la jornada a parte de pintar, toca el grupo Calle 61, vinculado a una iniciativa de Intras, y por la tarde hay una actuación de Fresas con Nata Crew, todo con el equipo necesario. En ese día no se termina de pintar el anfiteatro, trabajo que termina el jueves de la siguiente semana. Este es el resultado:
Desde febrero de este año venimos trabajando para elaborar un programa de actividades para los próximos meses y el trabajo comienza a dar sus frutos. En colaboración con el GRSB y la Asociación Vecinal «Ciudad Parquesol» tenemos en marcha una serie de conciertos en el anfiteatro, el primero de ellos el próximo 23 de mayo.
Para concluir esta explicación a la vecindad de cómo ha sido el proceso del anfiteatro queremos hacer públicas nuestras valoraciones y nuestras perspectivas:
- Hemos visto cómo por parte del Ayuntamiento hay flexibilidad para hacer y permitir programas de calado, como pintar el anfiteatro, cuando hay voluntad e interés por su parte. Toda la información recabada de forma autónoma por nuestra parte del volumen de permisos necesarios para evitar una multa o incluso una imputación por delitos por hacer actividades del mismo corte –pintar el anfiteatro y hacer actividades musicales y culturales- nos llevaba a pensar que por nuestra cuenta no era posible evitar dicha amenaza. Sin embargo, la jornada Vallagraffiti no ha requerido ni el volumen de permisos ni los plazos de respuesta que formalmente el Ayuntamiento exige.
- Somos conscientes de lo difícil que es mantener en perfecto estado un mural de este calado en un parque público. La anterior vez que se pintó, en 2004, tardó algo menos de un año en aparecer los primeros daños –estéticos-. Cuando apareció el mural “Love Graff, Hate Racism”, que homogeneizaba el aspecto del anfiteatro, fue rápidamente boicoteado por bandas neonazis. No creemos que haya soluciones fáciles a este respecto, ni represivas ni alternativas maximalistas y grandilocuentes. Se puede tomar como ejemplo otras actuaciones en otros barrios de esta ciudad y otras; vemos que hay murales que han durado durante lustros sin ser objeto de daños: murales de Sierra en Rondilla, murales vecinales en barrio Belén, los antiguos murales de la calle Ruiz Hernández… Estos murales al ofrecer aspecto compacto y ser obras colectivas han infundado un mayor respeto que si el aspecto es de abandono. ¿La solución? Nuestro colectivo apuesta por la constancia y la participación de corte comunitario. Si lo representado en el anfiteatro se percibe por nuestra comunidad como una obra colectiva, será más respetado que si no lo es. Si nuestra comunidad percibe que hay mecanismos para participar en lo que se plasma en sus espacios públicos, es más fácil que participe que si la participación se margina a la nocturnidad y la alevosía.
- Creemos que el principal problema del anfiteatro ni es ni ha sido nunca estético, sino que se debe a su falta de actividad. De la misma forma que creemos que en la estética una mayor participación permite un mejor cuidado, aplicamos una fórmula similar para el resto de aspectos. La degradación del espacio se produce cuando no hay identificación del barrio con el mismo y creemos que en el caso concreto del anfiteatro ha habido dos causas:
- Las dificultades institucionales. El temor a la sanción y las medidas represivas hacia lo cultural en las que se mueve nuestra sociedad están fundadas en una suma de experiencias a lo largo y ancho de toda la ciudad en las que las instituciones han interrumpido, paralizado y obstruido varias iniciativas, algunas en el Anfiteatro.
- La poca implicación social se puede explicar por esa situación, pero no es suficiente. La presión popular es capaz de paralizar normativas y mantener espacios propios, como ocurrió con la “Ordenanza de protección de la convivencia ciudadana y prevención de conductas antisociales” del año 2004 o la fiesta de San Juan en las Moreras. Creemos que ha habido poca insistencia y organización popular para conseguir mantener vivos nuestros espacios propios.
En coherencia con todo lo anterior y con nuestro proyecto para este espacio, el Colectivo La Gallinera se propone plantear un calendario de actividad permanente en el anfiteatro, que permita la expresión cultural de Valladolid en un espacio propicio y que a la vez haga de él un lugar vivo.
Parquesol, Mayo de 2015
Colectivo la Gallinera